Mi pareja es agresiva me grita y pega cuando discutimos

La agresividad de una persona debe de ser controlada pues en ningún caso se puede permitir agresiones físicas o psicológicas de una persona a otra, si que una pareja grite o pegue a otra persona.

Pareja es agresiva cuando discutimos

Es legal vivir separados sin divorciarse, pero realmente se trata de una solución temporal, pero no definitiva. Ante una actitud agresiva de nuestra pareja, lo mejor es poner paz y evitar el contacto en la medida de lo posible. En los casos en los que una persona es agresiva, la relación con ella está avocada a ser disfuncional.

Las personas que son agresivas no pueden socializar de una manera normalizada y cuando se producen situaciones que no puede controlar pueden aflorar esa tendencia irracional y violenta. Cuando su pareja es agresiva no debe de dudar y es necesario tomar una decisión.

La decisión puede ser la de afrontar la situación para tratar de mejorar y continuar con la pareja, si es necesario con tratamiento psicológico. O por el contrario, optar por decidir que no se quiere tolerar ser víctima de ningún tipo de violencia.

Hay grados de violencia, pero lo normal es que una tendencia violenta que se materializa con gritos, reproches o golpes emocionales o físicos, ante cualquier situación de tensión pueda aumentar aún más.

En ocasiones el enamoramiento y relación de confianza puede hacer que una persona justifique que una persona ante una discusión, en vez de mantener la moderación de trasladar su opinión, pueda ser violenta o agresiva. Justificar un ataque puede hacer que normalices la agresión sentimental y puede llegar a cronificar un tipo de relación injusta en la que una persona se acostumbre a gritar y otra a recibir gritos. Que se acostumbren a emitir y recibir golpes. Que llegue a parecer normal que una persona pueda arremeter y someter a otra sin su consentimiento hasta superar límites que afectan a los derechos fundamentales.

Es por ello, que debe de tener cuidado y tratar de hablar de lo que vive con una persona de su confianza para que pueda aconsejarle qué hacer. No toda reacción violenta es una agresión, pues en ocasiones la violencia no se dirige a otra, sino que simplemente existe y afecta a todo el entorno, pero también puede constituir un delito que debe de valorarse caso por caso con la máxima prudencia y sensibilidad.

No debe de pensar que la violencia, gritos y agresiones forman parte de una relación familiar, pues se trata de una actuación injusta que nadie merece y que puede ser constitutiva de delito.

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