No existe ningún tipo de impedimento legal que haga que no sea posible que un matrimonio divorciado pueda seguir viviendo y conviviendo bajo el mismo techo.

¿Qué es algo raro?.
Mucho, incluso antinatural.
No obstante no es nada más que el convivir con una persona como sucede en tantas relaciones personales: Padres e hijos, compañeros de piso compartido, parejas, hermanos, socios… etc.
Convivencia con mi ex pareja después de haberme separado.
Como decisión suena a arriesgado, pero puede ser una alternativa para solucionar una crisis matrimonial.
Si se acuerda un uso compartido podrán acordarse las normas mínimas y básicas de convivencia.
Si por el contrario lo sentencia un Juez nunca va a acordar que dos cónyuges separados o divorciados compartan casa en el mismo periodo de tiempo. Podrá establecer el uso de ambos en diferentes y alternativos periodos de tiempo, a uno, a otro o incluso a ninguno.
Como es bien sabido, sin acuerdo suelen perder todas las partes.
El acuerdo de compartir casa entre dos esposos divorciados no tiene que salir forzosamente mal siempre y cuando se use el sentido común y la consideración hacia el otro.
Convivir con mi ex pareja:
De entrada es una mala situación pues lo normal es vivir sólo o con una persona afín.
Esa persona afín puede ser una pareja con la que no tenemos necesariamente que estar casados.
Puede ser un amigo, familiar o incluso desconocido compañero de piso en un piso de habitaciones alquiladas a diferentes personas.
Lo que es una verdadera bomba de relojería es compartir vivienda y techo con nuestra ex pareja con la que tendremos nuestros motivos para habernos separado.
Vivir juntos después de habernos divorciado puede ser una situación transitoria por necesidad o por algún motivo que lo justifique.
Pero no debería de considerarse algo permanente pues es contradictorio con la idea de divorcio que supone la separación de cuerpos y de vida al disolver el vínculo matrimonial.
¿Es normal?.
No, no es normal.
¿Es legal?.
Sí, es perfectamente legal.
¿Es sano?.
No, ni a corto, ni medio ni largo plazo. Debe de considerarse una situación estrictamente natural pues no es compatible con los nuevos proyectos de vida separados del matrimonio divorciado.